LORENZO

    Se dice en España que el día de san Lorenzo es uno de los más calurosos del verano; también, a nuestro astro rey, el Sol, cuando aprieta abrasador sobre nuestras carnes, solemos llamarlo Lorenzo, y no es de extrañar, porque, en parte por la casualidad de que su martirio sucediera un diez de agosto y en parte por la forma en que le dieron suplicio, pensar en San Lorenzo nos hace sudar la gota gorda.

    Aunque de este santo, que vivió en el siglo tercero, como de muchos otros se sabe poco, sí podemos afirmar que fue diácono en tiempos del papa Sixto II, que estaba encargado de la custodia y administración de los bienes de la Iglesia y que, por ello, el papa le entregó el santo Cáliz, que hizo llegar a su tierra natal, Huesca, para ponerlo a salvo de las paganas manos del emperador Valeriano I, que mantenía una implacable persecución contra los cristianos.

    Martirizado y muerto el papa Sixto, llegó el turno a Lorenzo; y la tradición dice que un diez de agosto de 258 se le aplicó la más insoportable de las torturas: encendida una hoguera, se colocó al diácono sobre una parrilla y ésta, con el mártir bien sujeto en ella, sobre las llamas. Sólo por su santidad sucedió que, una vez asado por el lado por el que las llamas lamían su piel, él mismo indicó a sus verdugos que le dieran la vuelta, pues ya estaba bien tostado por ese lado.

    Pidiera o no Lorenzo que lo dorasen bien por sus dos lados el caso es que mártir sí fue, y por ello al Santo se le representa sujetando entre las manos la parrilla en la que fue asado.

San Lorenzo en la fachada de su iglesia en Valencia

    Tal es la fama alcanzada por San Lorenzo, que Boccaccio en su “Decamerón” aprovecha la historia para uno de los cuentos con los que se divierten, en la villa florentina, los protagonistas de su obra: Giovanni Boccaccio pone en boca de Dioneo la historia de un fraile al que llamaban fray Cebolla. Este fraile afirmaba tener una pluma del arcángel San Gabriel. Decía haberla hallado en uno de sus viajes por Oriente y anunció que mostraría la reliquia en un acto público. Todo el mundo podría verla, admirarla o venerarla según el caso, pero dos truhanes que no querían bien al fraile quisieron gastarle una broma que le pusiera en mucho apuro. Fray Cebolla guardaba la pluma en un cofrecillo de madera. Los gamberros lo buscaron y cuando lo hallaron, robaron la pluma, que a saber a que tipo de ave pertenecía en realidad, y la sustituyeron por un tizón, un simple pedazo de madera medio quemada.

   Llegado el momento de la exhibición, fray Cebolla abrió la caja para mostrar la pluma e imperturbable extrajo el tizón, lo enseñó a los asistentes e ingenioso dijo: muchos han sido mis viajes en los que he ido obteniendo reliquias y objetos santos que he podido coleccionar. Los guardo en arquetas de madera, que me sirven para clasificarlos, guardarlos de la intemperie y a salvo de manos sacrílegas…y, hoy que pensaba mostraros la pluma de san Gabriel, por torpeza, he traído otra arqueta, que mejor aún que aquella os voy a mostrar. Es un trozo de carbón, madera quemada que sirvió para asar a san Lorenzo. Con esta madera tiznada voy a señalar sobre vuestra frente la cruz salvadora. Acercaos y veneradla.

    Tan impresionados quedaron los atrevidos bromistas que arrepentidos restituyeron la pluma a su dueño, y no lo dice el relato, paro nada raro sería que pidieran al fraile ser bendecidos con el tizón, tan auténtico en su origen como la pluma del arcángel a la que sustituyó.
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12 comentarios :

  1. Pues no sé si eran más tramposos los gamberros o el fraile, pero en cualquier caso yo me he divertido tanto como ellos. A pesar de que la anécdota no sirve para aliviar el sofocante calor de estos días!

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  2. Las fiestas de Huesca estarán pasadas por la parrilla, como manda la tradición y olerá a albahaca. Muchas gracias.

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  3. Y por eso la planta de San Lorenzo de el Escorial tiene forma de parrilla.
    Un saludo, DLT. Y cuidado con el calor, que todavía es severo.

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  4. El día de San Lorenzo, cumpleaños JM... 16 años
    Muy agradable historia.

    Saludos que todo vaya bien

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  5. Da gusto conocer ciertas historia, fue ingenioso el fraile sabiendo que hacer cuando no encontró la pluma.
    Espero que no sea muy caluroso el día diez.
    Un abrazo.

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  6. Qué cuajo el de san Lorenzo y tampoco era manco fray Cebolla. Pensaremos en ellos, en su templanza y genio, cuando vengan mal dadas, a ver si nos inspiran una salida airosa.

    Un abrazo

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  7. Muerte a cada cual más horrible la de los mártires cristianos aunque hacerla coincidir a mediados de agosto ya es cosa que más tiene que ver con el tiempo atmosférico que otra cosa.
    Muchas eran las estafas alrededor de las reliquias sagradas en la Edad Media, de lo cual se aprovechaban, y bien, las órdenes religiosas, los cabildos eclesiásticos y los truhanes de a pie. La fe mueve montañas.
    Un saludo

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  8. Conocía la tortura de San Lorenzo por la anécdota de El Escorial...impresiona recordarlo.

    Saludos.

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  9. Me ha encantado la anécdota de la pluma, y sorprendido por la templanza de Lorenzo, al pedir que le dieran la vuelta. Hay que tener un par de pantalones para ello.
    Aquí, este año "el Lorenzo" nos trae frito, confiemos en que se vaya pronto.
    Un fuerte abrazo.

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  10. Tradiciones, leyendas e historia se entremezclan completamente imbricadas. No conocía la historia de Fray Cebolla.

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  11. Vaya vida la del santo.
    Precisamente en Huesca, durante unas vacaciones enfermó uno de mis hijos. Era el día de San Lorenzo y al saber que íbamos en autocaravana, el médico nos dijo que en vez de dejarlo en el Hospital nos lo lleváramos al cámping, muy fresco y lleno de árboles. Fue un consejo acertado. Allí estuvimos una semana y tuvimos ocasión de decubrir las Perséidas. Inolvidable.
    Saludos

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  12. Buenísimo el cuento. Que fineza para desmontar tanta y tanta superstición. ¡Y menuda improvisación la de Fray Cebolla! Suerte del humor, y más cuando san Lorenzo aprieta.
    Saludos.

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